Se ha registrado una importante suba de reservas en la zona de Cantabria; en Santander y Liébana se han registrado días de "lleno total". Según el consejero Javier López Marcano, en Cantabria se ha registrado una ocupación del 73,36 por ciento en Semana Santa, 6,6 puntos más que en 2009.
Éste es un fenómeno que se ha repetido en toda España, donde parace que la crisis económica no hizo nada para detener a los viajeros españoles, crisis que hacía pensar que la situación sería totalmente a la inversa. Pero el consumo de los viajeros muestran una tendencia que se está superando la situación.
Muchas casas rurales en Liébana estuvieron ocupadas al cien por cien, muchos turistas pudieron aprovechar la naturaleza y el aire libre que posee el paisaje de las tierras de Cantabria. El turismo rural en Liebana es una de las principales actividades que se viene practicando hace años.
lunes, 19 de abril de 2010
martes, 23 de marzo de 2010
Liébana tuvo un 73% de ocupación en San José y espera una gran Semana Santa
La ocupación en Liébana durante el Puente de San José fue del 73,2 por ciento y rondó el 72 en el cinturón de la capital, en la costa oriental y en el interior, en tanto que en la zona occidental se situó en el 69,07 por ciento, asegura el diario ABC.
En el caso del turismo rural, Liébana llenó por completo sus establecimientos, por lo que se recomienda reservar ya alojamiento si se quiere ir en Semana Santa, ya que quedan muy pocos lugares.
Y no es para menos, la Comarca del Liébana, al pie de los El Parque Nacional de Los Picos de Europa, se destaca por su inigualable belleza visual y por todas las rutas de senderismo, montañismo y demás actividades deportivas de la zona
lunes, 15 de marzo de 2010
Cuando me tome un descanso en Liebana
Seguro que ya les conté acerca de la vez que me fui de paseo por Liebana, a una casa rural en Liebana específicamente. Antes de ir allí, mi cara habitual era (fuera de borma) como la de un zombie, al igual que mi comportamiento, estaba totalmente falto de vitalidad y necesitaba urgentemente un descanso, lo cual haría a la brevedad.
No sé si ya les describí lo tranquilo que era el lugar, era perfecto. Necesitaba toda esa tranquilidad, alejada del caos citadino que me consumía día tras día sin cesar. Uno podía sentarse a disfrutar del paisake escuchando un disco con los auriculares, y trasladarse así a lugares a los que solo se llegan con la imaginación.
No solo pude descansar y renovar las energías que había perdido durante todo el año laboral, sino que también aproveché para hacer un poco de turismo rural en Cantabria, paseando todo el día por los senderos de la zona, disfrutando así de todo el paisaje que tenía el lugar para ofrecer.
Estos días en los que estoy trabajando como siempre, no pasa un momento en los que no me pierda fantaseando acerca de la vez que me fui a ese lugar, pierdo algunos minutos al día pensando en si debería volver, y si lo hago ésta vez iría acompañado.
No sé si ya les describí lo tranquilo que era el lugar, era perfecto. Necesitaba toda esa tranquilidad, alejada del caos citadino que me consumía día tras día sin cesar. Uno podía sentarse a disfrutar del paisake escuchando un disco con los auriculares, y trasladarse así a lugares a los que solo se llegan con la imaginación.
No solo pude descansar y renovar las energías que había perdido durante todo el año laboral, sino que también aproveché para hacer un poco de turismo rural en Cantabria, paseando todo el día por los senderos de la zona, disfrutando así de todo el paisaje que tenía el lugar para ofrecer.
Estos días en los que estoy trabajando como siempre, no pasa un momento en los que no me pierda fantaseando acerca de la vez que me fui a ese lugar, pierdo algunos minutos al día pensando en si debería volver, y si lo hago ésta vez iría acompañado.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Vacaciones en una casa rural en Liebana
Volvía del trabajo en el coche, escuchando un disco de Alan Parsons, no me acuerdo cual, era uno medio instrumental... Esos acordes me transportaron a otro mundo algo mucho más tranquilo, un lugar alejado de la ciudad y su fiebre constante...
Me hizo acordar de la vez que me fui de vacaciones a una casa rural en Liebana , el lugar era maravilloso. Las hojas de los árboles se movían con el viento, tal como suenan los acordes en un piano, y las aves volaban cantando, tal como lo hacen 2 flautas haciendo un duo.
Ahora que suena la sección de cuerdas , recuerdo con nostalgia cuando buscaba habitaciones donde dormir en Liebana, sensación de estar buscando un lugar donde descansar, estar tranquilo para recargar energías, y así luego enfrentar todo lo que queda del año. Terminó de sonar el disco, yo todavía estaba en el coche... El sonido a tránsito y bocinas volvió a predominar en el ambiente sonoro...
Me hizo acordar de la vez que me fui de vacaciones a una casa rural en Liebana , el lugar era maravilloso. Las hojas de los árboles se movían con el viento, tal como suenan los acordes en un piano, y las aves volaban cantando, tal como lo hacen 2 flautas haciendo un duo.
Ahora que suena la sección de cuerdas , recuerdo con nostalgia cuando buscaba habitaciones donde dormir en Liebana, sensación de estar buscando un lugar donde descansar, estar tranquilo para recargar energías, y así luego enfrentar todo lo que queda del año. Terminó de sonar el disco, yo todavía estaba en el coche... El sonido a tránsito y bocinas volvió a predominar en el ambiente sonoro...
lunes, 15 de febrero de 2010
Un fin de semana en una casa rural en Liebana
No lo soportaba más; medio año trabajando sin respiro, y el poco tiempo que me quedaba libre lo usaba para fantasear... Recordando mi niñez, de vacaciones, libre y sin preocupaciones, disfrutando del aire libre y pensando en mis cosas. Extrañaba esa sensación de tranquilidad, de estar libre de cualquier presión o responsabilidad; sensación que volvería a recordar.
Como todos los días, salí del trabajo a eso de las 6 pm, pero en vez de salir con mi habitual cara de zombie estresado, dejé mi puesto laboral con un entusiasmo como hacía mucho que no me pasaba; el proyecto con el que estaba trabajando terminó (por suerte de forma satisfactoria para todos), y como había previsto que me quedaba un fin de semana libre, decidí tomarmelo de la mejor manera posible que se me ocurrió en ese momento: descansando.
No tenía en mente nada ostentoso ni lleno de acción, es lo que menos necesitaba. Aire libre, naturaleza y quietud fueron mis objetivos al buscar habitaciones donde dormir en Liebana , debía estar alejada de cualquier ruido molesto, pero tener a la vez la oportunidad de hacer alguna actividad que me ayude a despejar la mente.
Partimos el mismo viernes y no tardamos mucho en llegar, al llegar sentí una gran emoción; era tal como me lo imaginaba. La casa era justo lo que necesitaba para pasar un fin de semana ameno con mi familia, tenía todas las comodidades y un gran espacio abierto delante. Empecé a pasarla bien ni bien llegamos, parece exagerado pero añoraba tanto esto que no pasó mucho para descargar cualquier tipo de presión o estrés que estuve acumulando todo este tiempo.
Luego de prepararnos la comida (la casa contaba con una cocina completa) empezamos a planear el día, cada uno podría hacer su actividad favorita, porque a pesar de ser un lugar muy tranquilo, estaba lleno de posibilidades de esparcimiento. En un momento mientras estaba en los cotos de pesca en Cantabria , volví a recordar esa sensación que sentía de chico; y lo que más me hacía feliz, además de volver a sentir sensaciones las cuales pensaba que tenía en el olvidado, era ver a mis hijos disfrutando de la misma manera que lo hacía yo de joven.
El fin de semana en la casa rural en Liebana no tardó mucho en acabarse, pero me sirvió para "cargar las baterías" como dicen. Es más, hasta creo que tengo más recuerdos y más para contar acerca de este fin de semana, que de todo el tiempo que estuve trabajando en el proyecto, lo cual hace pensar a uno qué importantes que son las pequeñas cosas de la vida; no es necesario muchas cosas llenas de acción para pasarla bien.
Como todos los días, salí del trabajo a eso de las 6 pm, pero en vez de salir con mi habitual cara de zombie estresado, dejé mi puesto laboral con un entusiasmo como hacía mucho que no me pasaba; el proyecto con el que estaba trabajando terminó (por suerte de forma satisfactoria para todos), y como había previsto que me quedaba un fin de semana libre, decidí tomarmelo de la mejor manera posible que se me ocurrió en ese momento: descansando.
No tenía en mente nada ostentoso ni lleno de acción, es lo que menos necesitaba. Aire libre, naturaleza y quietud fueron mis objetivos al buscar habitaciones donde dormir en Liebana , debía estar alejada de cualquier ruido molesto, pero tener a la vez la oportunidad de hacer alguna actividad que me ayude a despejar la mente.
Partimos el mismo viernes y no tardamos mucho en llegar, al llegar sentí una gran emoción; era tal como me lo imaginaba. La casa era justo lo que necesitaba para pasar un fin de semana ameno con mi familia, tenía todas las comodidades y un gran espacio abierto delante. Empecé a pasarla bien ni bien llegamos, parece exagerado pero añoraba tanto esto que no pasó mucho para descargar cualquier tipo de presión o estrés que estuve acumulando todo este tiempo.
Luego de prepararnos la comida (la casa contaba con una cocina completa) empezamos a planear el día, cada uno podría hacer su actividad favorita, porque a pesar de ser un lugar muy tranquilo, estaba lleno de posibilidades de esparcimiento. En un momento mientras estaba en los cotos de pesca en Cantabria , volví a recordar esa sensación que sentía de chico; y lo que más me hacía feliz, además de volver a sentir sensaciones las cuales pensaba que tenía en el olvidado, era ver a mis hijos disfrutando de la misma manera que lo hacía yo de joven.
El fin de semana en la casa rural en Liebana no tardó mucho en acabarse, pero me sirvió para "cargar las baterías" como dicen. Es más, hasta creo que tengo más recuerdos y más para contar acerca de este fin de semana, que de todo el tiempo que estuve trabajando en el proyecto, lo cual hace pensar a uno qué importantes que son las pequeñas cosas de la vida; no es necesario muchas cosas llenas de acción para pasarla bien.
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